Cincuenta mil años atrás la temperatura mundial había caído, los glaciares se extendieron cubriendo gran parte del hemisferio Norte.  El mundo se transformó profundamente durante la Era que un día conoceríamos como  glaciación de Würm. 
De forma admirable la Vida se adaptó, evolucionando para sobrevivir...
Ahora, una vez más la Vida estaba amenazada por  una brusca alteración climática.                       La Oscilación de Paudorf  había elevado la temperatura derritiendo los hielos.                                   El nivel de los mares aumentó devorando parte de los continentes.                                    
En África del Norte y el Cercano Oriente, después de veinte mil años de abundantes lluvias que propiciaran el desarrollo de una exuberante vegetación y diversificada  vida animal, el período Pluvial Musteriense repentinamente acabó.
Las lluvias cesaron.
 El paraíso que refugiara durante generaciones a los Hombres de Neanderthal y sus primos Homo Sapiens, entró en colapso. Cambió el paisaje, desiertos y sabanas substituyeron a la selva tropical. Las fuentes de agua se redujeron hasta desaparecer, la vegetación ya no ofrecía alimento para las grandes manadas, que se vieron obligadas a emigrar, los carnívoros deberían seguirlos… o extinguirse.
 Los diferentes clanes humanos  enfrentaban el mismo dilema.                                                Los grupos neanderthales y Homo Sapiens emigraron poblando Eurasia.  Aquellos que permanecieron estaban al borde de la extinción, luchando con los clanes vecinos. 
Entonces, desde el corazón del continente africano, una nueva Humanidad  irrumpió en el escenario histórico. 
Por primera vez, diferentes culturas estaban frente a frente para disputar los recursos de un mundo en transformación.